ESCUELA BÍBLICA, DOMINCAL
DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí. S. Juan 5:39 (RV60)
Séptima lección
La esposa en el temor del Señor
Versiculo para memorizar: "Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas..." (1 Pedro 3:1).
Enseñanza Bíblica
El primer elemento que debemos establecer es que andar en el temor del Señor no es otra cosa que caminar conforme a los preceptos trazados por Dios para su pueblo, agradándole. Hay quienes lo confunden con vivir "atemorizados" y ése es un gran error. Dios nos ama mucho y espera que nosotros a Él. En el caso de las esposas, el propósito es que se desenvuelvan conforme a lo que dice la Biblia, que es la mejor guía, a través de cuyas enseñanzas alcanzamos el éxito
1.- Sujeción al esposo.
El apóstol Pedro escribió a los cristianos del primer siglo: "Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas..." (1 Pedro 3:1)
Lamentablemente hoy día encontramos que se ha equivocado el concepto. De un lado los esposos quieren que ellas les obedezcan a ciegas, así lo que pretenden sea arbitrario y atente contra su dignidad. De otro el ánimo de rebeldía que desencadena entre las mujeres el saber que deben rendir cuentas a alguien. No se someten a Dios, difícilmente se someten a su marido.
Una actitud autosuficiente, es nefasta. No edifica, destruye. Mina las bases del matrimonio. Es necesario pedir a Dios que nos enseñe en qué consiste la verdadera sujeción y comenzar a aplicarla en la vida de pareja.
2.- Lealtad de la esposa.
La lealtad de la esposa para con su esposo debe ser total. Igual, por supuesto, la del marido. Ahora, cuando hablamos de lealtad no nos referimos únicamente a que no se caiga en infidelidad y fornicación. La mujer debe ser leal con el esposo guardando prudencia con lo que ocurre al interior de la pareja, en todos los aspectos. Es desafortunada la práctica de muchas mujeres que andan contando a terceras personas acerca de las desavenencias que tienen con su cónyuge. La tercera y único ser que debe intervenir, es Dios (Salmo 127:1). Nadie más. Es en Él que encontramos soluciones a los problemas, no en las opiniones—en la mayoría de los casos desafortunadas—de los demás que hayamos la salida a la crisis.
3.- Apoye al esposo.
La mujer es clave en el éxito o en el fracaso del hombre, específicamente del esposo. Su desenvolvimiento fundamental está relacionado con brindarle apoyo. Estar a su lado en las buenas o en las malas, lo que desafortunadamente ignoran muchas personas.
4.- Ame al esposo tal como es.
La idea de que una vez contraiga matrimonio podrá lograr que él cambie, que asista a la iglesia, que llegue después de las siete de la noche al terminar la jornada y que sea responsable con la parte financiera, es errada. Nadie cambia a nadie. Solamente lo hace Dios. Podrá ocurrir que alguien, presionado, haga el esfuerzo por modificar su conducta; sin embargo a la menor provocación aflorará su verdadera personalidad.
Otro tremendo error es presionar al esposo o pretender asumir una posición de poder mediante la cantaleta. Además de que definitivamente no está bien delante de Dios, afecta la relación conyugal. El rey Salomón escribió: "Dolor es para su padre el hijo necio, y gotera continua las contiendas de la mujer." (Proverbios 19:13)
El autor sagrado llamó también la atención sobre la forma como una disposición a la crítica o bien, a agredir verbalmente al esposo, roba la paz al interior del matrimonio: "Mejor es estar en un rincón del terrado, que con mujer rencillosa en casa espaciosa." (Proverbios 25:24.
5.- Mantener relación con Dios.
Una esposa que desea un matrimonio de bendición y victoria, mantiene íntima comunión con Dios a través de la oración. No puede descuidar su vida devocional. Por el contrario, es necesario que la mantenga avivada.
Lecturas Devocionales.
Lunes: 2 Co. 9:1-15.
Martes: Heb. 6:1-20.
Miércoles: Gén. 3:1-24.
Jueves: Gén. 4:1-16.
Viernes: Gén. 7:1-24.
Sábado: Gén. 19:1-29.
Domingo: Lev. 18:1-30.
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