ESCUELA BÍBLICA, DOMINCAL
DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN
Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Salmos 127:1 (RV60)
Décimo Quinta lección
Diferencias en la pareja
Versículo para memorizar: "Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer, como a si mismo; y la mujer respete a su marido" (Efesios 5:33)
Enseñanza Bíblica
Un fenómeno que se presenta al interior de la pareja lo representan las heridas que se provocan mutuamente sus componentes, con palabras, gestos y acciones que muchas veces pasan inadvertidos por quien los provoca pero que afectan profundamente a su cónyuge.
Es evidente además, que si bien la condición del matrimonio es común, y los problemas que enfrentan tienden a ser universales, cada pareja es única y la forma como sale al paso a las adversidades también es muy particular.
Esto es así porque tanto el hombre como la mujer tienen profundas diferencias, que no saltan a la vista fácilmente, y que comienzan por su condición física, mental y emocional. Para que haya armonía al interior de la familia y de la relación es necesario que se reconozcan los contrastes.
Ahora, si usted está viviendo las consecuencias que se derivan de las diferencias de pareja, es importante que recuerde siempre que son fáciles de llevar si involucramos al Señor Jesús y le permitimos que reine en la relación. Con su divina ayuda y aun cuando creamos que hemos perdido terreno, siempre será posible recobrar elementos esenciales como la delicadeza, la sensibilidad y el toque de romanticismo que no debe faltar nunca.
A continuación relacionaremos algunas de las diferencias más comunes:
1.- Diferencias físicas:
El hombre y la mujer, como lo hemos anotado, físicamente son muy diferentes. Tienen su origen en la composición cromosomática. Un ejemplo que podemos traer a colación es que las mujeres por su condición tienen a durar más que el hombre, y por las diferencias hormonales, ellas tienen un comportamiento más emotivo, a diferencia de los hombres.
Esta y otras razones que son fáciles de deducir si tan solo hacemos un análisis de cómo somos unos y otros, nos deben llevar a concluir la necesidad de aplicar a la relación un elemento fundamental: la comprensión y tolerancia.
La esposa no tendrá la misma fortaleza física que su cónyuge y por tanto él no podrá exigirle trabajos que le corresponden a él; igual, él no puede desconocer que físicamente, ella y nadie más que ella puede desarrollar apropiadamente el rol de madre y que por muy especial que sea el trato con sus hijos, no la podrá igualar.
2.- Diferencias mentales y emocionales.
La forma como la mujer percibe las cosas es muy diferente a la del hombre. Mientras que ellas están más interesadas en las personas, ellos se ocupan más de lo práctico. Son más impersonales. La mujer por naturaleza es sensible mientras que los caballeros están preparados para hacer frente a situaciones que emerjan sin darse fácilmente por vencidos.
3.- Diferencias sexuales.
Uno de los tropiezos más comunes en las relaciones de pareja estriba en la forma como conciben el ejercicio de su sexualidad, y más, las exigencias a veces desconsideradas del esposo para que su cónyuge responda a sus deseos sin que tal situación haya sido antecedida de unas condiciones apropiadas.
Aquí es necesario recordar que el hombre necesita poca o ninguna estimulación mientras que la mujer precisa de una preparación emocional o mental. Por su condición sensible.
Muchas separaciones se evitarían si tan solo comprendieran que no se puede forzar a la pareja a tener una relación como también, que sexo no es sólo una forma de comportarse sino que debe ir acompañado de amor.
4.- Diferencias intuitivas.
Uno de los aspectos que se deben reconocer, cuando hablamos de diferencias, es que la mujer en muchos casos desarrolla la intuición y advierte el peligro de tomar decisión que pueden traer consecuencias nefastas.
Ocurre con frecuencia que el esposo asuma como imposición o intromisión inapropiada las recomendaciones de su cónyuge, por eso suele tomar determinaciones unilaterales de las que posteriormente se arrepiente, aunque no lo admite para que no parezca débil ante su esposa.
No olvidemos que el hombre es más inclinado a todo cuanto tenga una explicación lógica mientras que la mujer—y es algo que debemos resaltar en ellas—son proclives a fijarse en los detalles e incluso, a medir las consecuencias de cuanto se hace.
Hay quienes dicen que es muy duro y casi imposible de aplicar lo que recomendaba el apóstol Pablo a los creyentes de Éfeso: "Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer, como a si mismo; y la mujer respete a su marido" (Efesios 5:33) No obstante, sí es posible conciliar y lograr la armonía familiar.
Solamente una disposición permanente a la comprensión y la tolerancia nos permite sentar las bases de una relación atemperada; pero si queremos que sea duradera, es necesario que involucremos en todo momento al Señor Jesús. Él nos puede ayudar a resolver los problemas y, además, a tener la sabiduría necesaria para saber desenvolvernos en todo momento en el matrimonio.
Lecturas Devocionales.
Lunes: Lucas 9:1-6.
Martes: Hechos 28:1-10.
Miércoles: Hechos 3:11-26.
Jueves: Hechos 4:1-22.
Viernes: 1 Corintios 12:1-31.
Sábado: 3 Juan 1-4.
Domingo: Apocalipsis 22:1-5.
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